
El mejor momento del pie en un calzado es al ponérselos. Posteriormente, en el mejor de los casos, la comodidad se mantiene o se pierde, pero no mejora. El Equipo de Tobillo y Pie del Servicio de Traumatología de Clínica Alemana preparó una serie de datos que se debe considerar para quedar satisfecho con la compra de un zapato:
El tamaño del calzado varía entre las distintas marcas. No elija calzado sólo por el número escrito dentro del zapato.
Elija un zapato que se adecue lo más posible a la forma de su pie.
Haga que sus pies sean medidos regularmente. El tamaño del pie aumenta a medida que se envejece.
Mida sus dos pies. La mayoría de las personas tiene un pie más grande que el otro. Elija el zapato correspondiente a su pie más grande.
Idealmente, elija zapatos al final del día, cuando los pies están un poco más grandes.
Póngase de pie mientras se prueba el calzado. Compruebe que hay espacio adecuado para el dedo más largo de su pie (1-1.5 cms), en cada zapato.
Asegúrese que su antepié, es decir, la zona más ancha de su pie, inmediatamente detrás de los dedos, calce confortablemente en el área correspondiente del zapato.
No debe comprar calzado que sienta estrecho, pensando que lo tiene que ‘amansar’.
El talón debe sentirlo cómodo en el zapato, con un mínimo de deslizamiento.
Camine con su zapato para asegurarse que le calza y se siente bien.
Un zapato adecuado no debe causar callos, ampollas u otros problemas.
Los zapatos plásticos asociados a calcetines de nylon generan un ambiente más propicio para la transpiración, lo que puede originar problemas en la piel. Para evitar esto, prefiera zapatos de cuero, ya que permiten el paso de la humedad, y calcetines de algodón.
Si usa plantillas, debe llevarlas consigo al momento de probarse un zapato, para asegurarse que su pie calce adecuadamente junto con la plantilla. Frecuentemente, la plantilla disminuye el espacio disponible para el pie, por lo que algunas veces deberá optar por un zapato más amplio en la zona del antepié (zona anterior del pie).
Idealmente, la suela del zapato debe ser de goma o poliuretano, para así evitar que se deslice con mucha facilidad. De usar taco, se aconseja que posea una base amplia para disminuir el riesgo de torsiones de tobillo.
De presentar diabetes u otra enfermedad que afecte sus pies, la posibilidad de dañarlos frente a mínimos roces o presión contra el calzado es mayor. Por esto, se debe tener especial preocupación al elegir zapatos. Éstos deben ser amplios, especialmente, en la zona del antepié, con una suela con acolchonamiento, como la que entregan las zapatillas de gimnasia.
Deja descansar el calzado: No es aconsejable utilizar el mismo calzado durante varios días seguidos. La piel necesita descansar y volver a su posición inicial.
Zapatos mojados: Es conveniente colocarle la horma inmediatamente para evitar que se deformen y que la misma horma de madera absorba la humedad que haya podido traspasar la piel.
Usa un calzador: El uso de un calzador evita que se produzcan deformaciones en la parte de atrás de nuestro calzado.
Cuidado con abusar de los productos de limpieza: Si usas cremas, grasas, cepillos u otros productos de limpieza, intenta no abusar de ellos y que sean de la mejor calidad para que no dañen la piel.
Guárdalos correctamente: Si vas a tener los zapatos guardados durante un periodo largo de tiempo, es necesario hacerlo correctamente. No los guardes en bolsas de plástico ya que es posible que salga moho debido a la humedad. Lo correcto sería guardarlas en las bolsas de algodón que ya incluyen muchos modelos y marcas de zapatos, y con sus hormas correspondientes para que conserven la forma.