La FIFA, en alianza con el Gobierno de Catar, ha acordado por primera vez destinar 50 millones de dólares al desarrollo de programas sociales en distintas regiones del mundo en ámbitos como la mujer, la salud laboral, la educación y los refugiados de la mano de tres organizaciones de la ONU.
La partida se va a canalizar a través del Fondo del Legado de la Copa Mundial de la FIFA 2022, impulsado con motivo de la celebración del campeonato en el país del Golfo Pérsico, y se ejecutarán por medio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).
El objetivo del fondo, según la FIFA, es “obtener resultados más allá de los terrenos de juego y asistir a los organismos internacionales en su propósito de impulsar cambios positivos en los ámbitos social y del desarrollo en todo el planeta”, informa el máximo organismo del fútbol mundial en un comunicado.
Los programas que se subvencionarán están centrados en los refugiados, la educación, la salud pública y laboral y los proyectos de desarrollo del fútbol, añade la nota.
En el área educativa, la FIFA colaborará con la OMC el Fondo para las Mujeres Exportadoras en la Economía Digital, encaminado a fomentar la autonomía financiera de las empresarias con la ayuda de la tecnología.
En lo que se refiere al ámbito de los derechos laborales, la subvención irá dirigida a un programa que tiene como fin proteger la salud de personas que corren el riesgo de sufrir calor extremo en su actividad a consecuencia de la emergencia climática.
La ayuda que canalizará Acnur se focalizará en facilitar el acceso de personas vulnerables a servicios básicos para mejorar la inclusión social y fortalecer los sistemas nacionales.
La FIFA también quiere llevar a cabo iniciativas para detectar a jóvenes talentos en zonas remotas de países en desarrollo para “dar a todos los talentos del mundo una oportunidad”.
La firma del convenio se rubricó en una reunión virtual en la que participaron el presidente de la FIFA, Gianni Infantino; el director general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala; el de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus; el alto comisionado de Acnur, Filippo Grandi, y el secretario general del Comité Supremo para la Organización y el Legado, Hassan Al Tawadi, quien fue presidente de Qatar 2022.
A juicio de Infantino, el Fondo del Legado de Qatar 2022 es “un proyecto histórico que aprovecha la contribución sin precedentes que tuvo la competición desde el punto de vista de la sostenibilidad”.
“La FIFA quiere que el Fondo del Legado tenga un mayor efecto y alcance”, añadió el máximo directivo de la FIFA.
Al Tawadi resaltó que el Mundial celebrado por primera vez en un país árabe contribuyó a “mejorar las condiciones de vida” de la sociedad del emirato, del Golfo Pérsico y de todo el mundo. “Para aprovechar este potencial sin parangón, necesitamos contemplar este acontecimiento como algo mucho más que 28 días de fútbol”, añadió el dirigente catarí.
De acuerdo con este espíritu, Al Tawadi hizo hincapié en el deseo de poner en marcha “proyectos de legado para hacer frente a asuntos de vital importancia para la región y para la comunidad internacional en su conjunto”.
“El deporte puede ser un catalizador de la esperanza y el empoderamiento de las personas y comunidades marginadas”, opinó Grandi, quien valoró que el fondo generado tras la celebración del Mundial en Catar “trascienda los estadios y las pantallas para llegar a millones de personas desplazadas por la guerra, los conflictos o la persecución”.
El director general de la OMC destacó que gracias al fondo, se reforzarán “las habilidades de aquellas emprendedoras que busquen utilizar recursos y plataformas digitales para acceder a nuevas oportunidades y cadenas de valor mundiales.
Desde Acnur, su responsable convino en que el acuerdo posibilitará llevar a la práctica “ayudas y oportunidades a largo plazo que salvarán las vidas de personas en situación de desarraigo” para que puedan reconstruir sus realidades de forma segura y con dignidad”.
Tedros subrayó que el ámbito del deporte y el de la salud deben colaborar para crear “un entorno limpio, seguro y saludable” para todas las partes implicadas en la preparación, organización y legado de los grandes acontecimientos deportivos, entre ellos, trabajadores, deportistas y espectadores y comunidades.