Los sueños sí se cumplen, pero ¿después qué?

Gracias fútbol por hacernos vibrar de esta manera, por recordarnos que estamos vivos y que todo se puede lograr. Más de una vez nos hemos topado con la frase “nada es imposible”, pero ¿qué trasfondo tiene en realidad?, en la
colaboración de esta semana abordaremos un poco sobre todo lo que sucede para volver cierto este gran sueño.
Antes que nada, en toda situación existen al menos dos verdades y todo depende desde donde se está viviendo. Vamos con la primer realidad, LA AFICIÓN, esa que por años esperó, ha seguido portando la playera con orgullo, ha llorado las derrotas, ha hecho lo imposible por mostrar esa lealtad, se ha mojado apoyando a su equipo, ha resistido a lo largo de este último año sin poder asistir presencialmente, se dice fácil pero ha esperado 23 años largos años para vivir lo que el pasado fin de semana, ese sentimiento incomparable, sentir el corazón en su máxima expresión, gritar con esperanza cada jugada, tensarse, enojarse cuando han caído los goles en contra, son tantas emociones
detrás, que definitivamente es una experiencia inigualable.
Por otro lado encontramos a los protagonistas que viven esta experiencia de una manera totalmente distinta, ellos que se tienen que preparar de una manera profesional, que tienen pretemporadas que en ocasiones desearían abandonar el fútbol, que no pueden disponer de sus fines de semana cuando deseen, porque entrenan o juegan, esos que sufren lesiones, golpes, que no pueden elegir cualquier alimento porque llevan dietas rigurosas, que se pierden
eventos familiares por vivir más tiempo en aviones, hoteles y campos.

Y  hoy, sin duda, todo ese sacrificio definitivamente valió la pena. Como muchos podrán decir, se alinearon los astros para poder vivir estos resultados, pero esto no es un resultado de azar, hay todo un trabajo detrás, que sin duda el club realizó bien y el cuerpo técnico llevó el manejo de grupo de la mejor manera.
Sin duda la mentalidad jugó un papel fundamental, renunciar a las creencias del ya merito, de siempre la “cruzazuleamos”, tenemos una maldición. La victoria no se consiguió en un abrir y cerrar de ojos, se fue forjando en el día a día, en los entrenamientos, en cada partido, el domingo pasado sólo se repitió lo que se había venido trabajando para recibir merecidamente ese triunfo tan anhelado. Se dice fácil, pero en ocasiones menospreciamos todo lo que existe detrás de un triunfo, aunado a todo el contexto de la pandemia que se sigue viviendo, tener pruebas COVID cada 21 días, en ocasiones estar fuera de convocatoria por los resultados.
Son momentos que sin duda vivirán para siempre, pero también existe una triste realidad, el triunfo se saborea muy poco, ya que encima viene un nuevo torneo, y esto es como una derrota, es darle la vuelta a la página y comenzar
de nuevo, enfocarnos en la próxima temporada, en las nuevas metas… y aunque costó 23 años, lo difícil no es llegar sino mantenerse, así que se necesitan redoblar esfuerzos.
Felicidades y ha seguir trabajando, que esto no sólo es una pasión, sino un estilo de vida que deja muchas enseñanzas, y nos invita a creer, a soñar y recordar que si se trabaja constantemente no importa cuanto se tarde, algún día el resultado anhelado llegará y valdrá la pena.

¡Gracias Cruz Azul!

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