
Comenzaré está columna con unas cuantas preguntas para ti, lector ¿Cuántas cosas materiales tienes en tu hogar y dejas que te absorban vida? ¿Cuántos objetos o baratijas tienes arrumbadas en una esquina? ¿Cuántos objetos, joyas, artículos electrónicos, juegos o ropa compras y de verdad necesitas? Son preguntas indispensables que debes cuestionarte para saber en qué escalón estás parado. Aquí no venimos a juzgar, tampoco a enseñar, venimos a reflexionar.
Minimalismo no es dejar de tener si no evitar que las cosas te tengan. Una vez que reflexionamos y somos conscientes del porqué compramos objetos, aprendemos a ser selectivos con lo que adquirimos. Al llevarlo a la práctica, seguramente diversas situaciones en tu vida se transformarán pues tu manera misma de verlo cambia, recuerda que todo es causa-consecuencia. Sin embargo, esto no sólo se trata de objetos; lo mismo sucede con los pensamientos y emociones.
La realidad es que muchos de nosotros dejamos que nuestra mente nos controle, pues desconocemos la capacidad que tenemos nosotros de controlarla a ella, debido a esto ocurren en nuestra vida muchos hechos que nos auto sabotean o lastiman; de la misma manera pasa con nuestras emociones. En cambio, trabajar en consciencia con la verdadera raíz de aquellos pensamientos o emociones generará equilibrio en estos campos, por lo tanto producirá múltiples beneficios a nuestra vida pues reconocemos cuando estamos haciendo las cosas por carencia o por consciencia.
En conclusión, no hago referencia a la famosa frase menos es más, pero si a mayor selectividad menos apego.
NAMASTÉ