¿Qué porqué me gustan las carreras de coches?

Si ustedes son aficionados al automovilismo como yo, seguramente les han preguntado que ¿cuál es el chiste de ver cochecitos dando vueltas?
Y yo respondo que ni son cochecitos ni se trata solo de dar vueltas. Pero también me pregunto en realidad porque me gustan las carreras, y les comparto algunas de los detalles que me hicieron fanático de este deporte.
El regreso del Gran Premio de México para su segunda etapa en 1986, fue la primera oportunidad que tuve de ver una carrera de Fórmula 1 en vivo. Había escuchado y visto en tele a un tal Alain Prost que en ese momento era campeón mundial; y también oía que había que seguir muy de cerca a un tal Ayrton Senna, y a otros pilotos como Nelson Piquet y Nigel Mansell que traían los poderosos Williams.
Han pasado 36 años desde aquel 12 de octubre de 1986. Tenia 9 años y puedo decirles que recuerdo claramente los detalles que me hicieron enamorarme del deporte motor. Dentro de esos detalles, recuerdo el emblemático color amarillo fluorescente del casco de Ayrton Senna que tenía además un contraste único con su precioso Lotus Negro patrocinado por la marca cigarrera John Player Special.
Y hablando de cigarros, recuerdo el tradicional patrocinio de Marlboro en los autos McLaren.  En la televisión los autos se ven rojo y blanco, así tan normal como las cajetillas que compras en la tienda. Pero ese color rojo del McLaren en vivo es una mezcla entre rosa mexicano, naranja fluorescente y rojo vivo que lo hacia ver espectacular.
Y lo mismo sucedió con cada uno de los diseños y colores de los equipos en cada temporada. El rojo escarlata histórico de los Ferrari de Alboreto y Johansson; el precioso Benetton verde pintado en la parte trasera de brochazos de colores con el que Gerhard Berger ganó aquel Gran Premio; o el característico azul del equipo Ligier.
Ver los diseños de los cascos que en esa época era mucho mas visibles para los aficionados y que permitían identificar a cada piloto. Mi hermano y yo de 9 años reconocíamos a cada uno de los autos y pilotos, y recuerdo muy bien que mi papá nos hacía repetir los nombres de todos los pilotos cada 10 vueltas de la carrera. Me emocionaba distinguir a los pilotos por el diseño de su casco y recuerdo que el de Alain Prost en especial me encantaba. Verlo en vivo me emocionaba después de que un poster en la pared del cuarto de mis primos era lo más cercano en que lo había visto.
El sonido de aquellos motores turbo de la época te hacían voltear a ver lo que acababa de pasar a unos cuantos metros. Aquel ruido ponía la piel chinita, porque no solamente sonaba fuerte, sino que lo hacía con una armonía que resultaba agradable y contagiaba adrenalina. Después escuché en una transmisión decir a Marco Tolama, quien era comentarista de la Fórmula 1 para la cadena Imevisión, que aquel sonido de los motores era como la mejor de las Oberturas de una orquesta sinfónica. Y no pude más que estar de acuerdo.
Así sucedió cada año de aquella época del Gran Premio de México en la que pudimos asistir en 5 ocasiones. En 1992 llegamos al autódromo el viernes cuando la primera práctica libre había ya comenzado. Eran tales las ansias por entrar al autódromo, que nos bajamos del coche de mi papá en el viaducto a la altura del metro Puebla. Desde ahí los motores podían escucharse por todo el ambiente. Conforme entramos al autódromo y nos acercamos al final de la recta principal, podían verse tras el enrejado de la pista los coches llegar a más de 300 km/h que difícilmente podían distinguirse. El sonido de los cambios de velocidad hacia abajo en frenada, y la velocidad a la que pasaban en esa zona, marcó para siempre mi pasión por el automovilismo.
Cuéntame por qué te gusta el automovilismo y cómo nació tu pasión por las carreras.
Si no te gustan las carreras y lo que te apasiona es el futbol, el beisbol, el tenis, el badminton o el boliche, también estaré encantado de leerte.  Escríbeme a @abullef1
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