[Medicina y Deporte] Lumbalgia Crónica: Cuando el Dolor Persiste Más Allá de la Lesión

Ana Laura Fierro Picasso

El dolor lumbar es una de las causas más frecuentes de consulta médica y fisioterapéutica. Se estima que al menos el 80% de las personas experimentará un episodio de dolor lumbar en algún momento de su vida. En la mayoría de los casos, este dolor es agudo y se resuelve en pocas semanas. Sin embargo, en un porcentaje significativo de pacientes, el dolor persiste por más de tres meses, convirtiéndose en lumbalgia crónica.

Lo más complejo de esta condición es que, en muchas ocasiones, el dolor se mantiene incluso cuando la lesión original ya ha sanado. Esto se debe a un fenómeno conocido como sensibilización central, en el que el sistema nervioso sigue percibiendo estímulos dolorosos sin que haya un daño real en los tejidos. Este tipo de dolor no solo afecta la movilidad, sino que puede generar miedo al movimiento, estrés y alteraciones emocionales que perpetúan el problema.

¿Por qué persiste el dolor en la lumbalgia crónica?
El dolor lumbar puede clasificarse en tres grandes tipos:

Dolor nociceptivo: Se origina por una lesión en músculos, ligamentos, discos intervertebrales o articulaciones. Este dolor disminuye conforme la lesión cicatriza.
Dolor neuropático: Aparece cuando hay una afectación directa de los nervios, como en la radiculopatía lumbar o la compresión del nervio ciático.
Dolor nociplástico: Se presenta sin una lesión evidente y es el más frecuente en la lumbalgia crónica. En este caso, el sistema nervioso central amplifica la percepción del dolor, incluso en ausencia de daño tisular.
Este último fenómeno ocurre porque el cerebro, al detectar una amenaza inicial, desarrolla una memoria del dolor que puede mantenerse en el tiempo. En otras palabras, el dolor deja de ser un reflejo del estado de los tejidos y se convierte en una respuesta alterada del sistema nervioso.

El papel de la fisioterapia en el tratamiento de la lumbalgia crónica
Dado que en muchos casos el dolor persiste sin que haya una lesión activa, el tratamiento no debe centrarse únicamente en la estructura anatómica afectada. La fisioterapia tiene un papel clave en la modulación del dolor y la recuperación de la funcionalidad mediante varias estrategias:

  1. Ejercicio terapéutico: la mejor herramienta para reentrenar el sistema nervioso
    El ejercicio físico es fundamental para reducir la sensibilización del sistema nervioso, mejorar la movilidad y recuperar la confianza en el movimiento. Programas de fortalecimiento progresivo, control motor y movilidad ayudan a disminuir la percepción de amenaza en la zona lumbar y reducen el dolor.

Además, se ha demostrado que el ejercicio tiene un efecto analgésico a nivel central, ya que estimula la liberación de endorfinas y otros neurotransmisores que modulan la percepción del dolor.

  1. Educación en neurociencia del dolor: entender el dolor para superarlo
    Uno de los errores más comunes en el tratamiento de la lumbalgia crónica es asumir que el dolor siempre indica daño. Explicar al paciente que su dolor no necesariamente significa que algo está mal en su espalda es una de las estrategias más efectivas para reducir el miedo al movimiento y mejorar su calidad de vida.

Cuando el paciente comprende que el dolor es una respuesta del sistema nervioso y no un reflejo directo del estado de los tejidos, es más probable que participe activamente en su recuperación y abandone conductas de evitación que pueden empeorar el problema.

  1. Terapias manuales y neuromodulación: complementos en el manejo del dolor
    Si bien la terapia manual no es la solución definitiva, técnicas como movilizaciones, terapia miofascial y estimulación eléctrica pueden ayudar a modular la respuesta del sistema nervioso, reduciendo temporalmente el dolor y facilitando la introducción del ejercicio terapéutico.

Técnicas de estimulación no invasiva, como la estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS) y la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS), han mostrado efectos positivos en la reducción del dolor crónico al modificar la actividad del sistema nervioso central.

  1. Abordaje biopsicosocial: más allá del dolor físico
    El dolor crónico no solo tiene una base biológica, sino también componentes psicológicos y sociales. Estrés, ansiedad, depresión y miedo al movimiento pueden amplificar la percepción del dolor y dificultar la recuperación.

Por esta razón, el tratamiento debe incluir estrategias para mejorar la regulación emocional, reducir el estrés y fomentar la confianza en el movimiento. En algunos casos, la intervención de un equipo multidisciplinario con psicólogos y especialistas en dolor puede ser clave para una recuperación efectiva.

Conclusión
La lumbalgia crónica no siempre es sinónimo de daño estructural. En muchos casos, el dolor persiste debido a alteraciones en la forma en que el sistema nervioso procesa los estímulos. La fisioterapia juega un papel fundamental en el tratamiento, no solo a través del ejercicio terapéutico y la terapia manual, sino también mediante la educación y la modificación de la percepción del dolor.

El objetivo no es solo reducir el dolor, sino ayudar al paciente a recuperar la confianza en su cuerpo y mejorar su calidad de vida. Un enfoque integral, que combine actividad física, educación y estrategias para reducir el miedo al movimiento, es la clave para un tratamiento exitoso.

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