El torneo que recién concluyó para La Franja fue de claroscuros, pues la primera mitad el equipo sufrió bastante por encontrar un adecuado funcionamiento al sufrir bajas importantes en su plantel titular, la segunda mitad encontró la manera de conseguir los puntos necesarios que le permitieron obtener un lugar dentro de la repesca donde pudo colarse hasta cuartos de final.
El mérito de haber corregido el rumbo es de Nicolás Larcamón y de sus jugadores, que sin temor a equivocarme buscaron la manera de competir de tú a tú contra quien tuvieran enfrente. Para equipos como el Puebla, el haber hecho lo que este grupo de jugadores hicieron es más que un mérito, pues muchos, entre los que me incluyo, pensábamos que este torneo iba a ser un fracaso.
Sin embargo, todos los aficionados a este equipo nos quedamos como comúnmente se dice, con la espinita clavada, pues con la oportunidad de pelear por el título, queríamos que el equipo consiguiera el tan anhelado tercer campeonato. Al menos para los que nacimos en la década de los noventas, no nos ha tocado ver algún éxito deportivo de tal magnitud, ¿lo veremos algún día?, me parece bastante complicado por las condiciones que vive el equipo, año con año deshaciéndose de jugadores claves para poder subsistir.
Por otra parte, la única esperanza que queda para que lo anterior suceda son los torneos irregulares que tenemos en nuestro país, el ejemplo lo vivimos el pasado fin de semana, donde el equipo
que quedó en lugar 11 elimina en dos juegos al que fue líder durante todo el torneo.
Se viene un descanso breve para el Puebla, a la espera de no sufrir tantas bajas y la llegada de al menos tres refuerzos en cada línea que permitan tener más armas para poder competir.